

Por: P. Vicente Aníbal Romero Peña
En el documento de trabajo para la Etapa Continental del Sínodo de los obispos, nos han propuesto el texto del profeta Isaías para reflexionar.
Sabemos que el pueblo de Dios, vivía la experiencia del dolor, de la angustia y del exilio, es el profeta Isaías que irrumpe con fuerza del Espíritu Santo: «Ensancha el espacio de tu tienda, extiende los toldos de tu morada, no los restrinjan, alarga tus cuerdas, refuerza tus estacas». Isaías 54,2.
La palabra del profeta de la esperanza, recuerda al pueblo caminante del exilio la experiencia del éxodo, la travesía del desierto, cuando vivían en tiendas y escasez de agua y de necesidades.
Recordemos nuestros pueblos originarios de Ecuador, que tenían la experiencia de Dios en su propia tierra. Para los israelitas la tienda era el espacio vital, donde se protegían del viento, de la lluvia, del sol, era el espacio de la convivencia, donde se equilibraban las tensiones. Y por esa realidad que experimentas es necesario ensanchar las tiendas.
La iglesia qué somos todos los bautizados, vemos con una visión kairótica este texto bíblico. En la actual coyuntura ecuatoriana, todos debemos ensanchar nuestras tiendas con el gran diálogo nacional. Este encuentro debe ser desde la perspectiva sinodal, es decir, este caminar donde la puerta de la tienda está abierta. Así es que nuestra casa, nuestra patria es una tienda de tiendas hermanas, donde caben todos con sus realidades personales. Es por tanto un imperativo que los elementos que componen la estructura de la tienda son necesarios, para que no se derrumbe y evitar por tanto la exclusión. La tienda de hoy en día es la iglesia del pueblo de Dios, donde se sienten acompañadas, acogidas por la gracia de Dios y por personas de buena voluntad.
Sigamos en nuestro camino sinodal y evangelizador fortaleciendo las identidades, la pluralidad, la diversidad y experimentar no un Babel sino un Pentecostés como rasgo de la hospitalidad, donde tod@s podamos tener un lugar y un hogar.