

Por: P. Vicente Aníbal Romero Peña
Desde lo alto de la cruz, Jesús nos entrega siete dones, siete principios, siete paradigmas, siete palabras que van a ser para nosotros la esperanza, la confianza y sobre todo la alegría. Estas siete palabras serán reflexiones que nos ayudarán a evocar la presencia histórica de Jesús en nuestra vida y en nuestra sociedad.
Primera Palabra. Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Lc 23:34
Caminar juntos en este tiempo de Sinodalidad, es escuchar el eco de Jesús que grita desde el dolor «Padre, perdónalos». El perdón es una gracia que cada ser humano va esforzándose por llevar a cabo el proyecto de vida de ser un camino para uno mismo y para los demás. En tiempos de sinodalidad el perdón es la clave necesaria para la conversión y la sinodalidad. Jesús grita desde su realidad, desde su dolor, desde su angustia. Por eso el grito de los pobres es el grito de la esperanza, es el grito de la transformación igual que Jesús. Tenemos que gritar desde nuestra realidad, porque Dios escucha el grito de los desesperados, de los tristes, de los excluidos y de los nadie.
Segunda Palabra. Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso. Lc 23:43
Jesús es un hombre sinodal, un hombre que camina junto a los pobres, junto a los pecadores arrepentidos, junto a las trabajadoras sexuales, junto a los nadie. Por eso el exclama a la persona que está a su lado sufriendo «hoy estarás conmigo». Ese hoy estarás conmigo, es la presencia real de Dios, en el camino de la existencia humana. Sentir el cariño de Dios, sentir el calor de Dios, sentir la cercanía, es estar en el Paraíso, no como un lugar físico, si no como un estado existencial de la vida. Estar en el Paraíso a pesar de los dolores de la vida, de las soledades, de las tristezas, de las amarguras, estar en el Paraíso es estar en la esperanza, en el optimismo.
Tercera Palabra. Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego dice al discípulo ahí tienes a tu madre. Jn 19:26-27
María, la mamá de Jesús escucha las Palabras proféticas «ahí tienes a tu hijo»; ese ahí tienes a tu hijo es la demostración de la entrega que Jesús hace a su madre a la humanidad. Tu hijo que está en la Cruz, tú hijo que a sufrido, tu hijo que a proclamado la libertad y la liberación a los pobres está aquí en la Cruz. Tu eres mi madre, la que a caminado sinodalmente, la que me acompañó en mi apostolado, en mi martirio, en mi resurrección. Tú, María eres el rostro femenino de todas las mujeres de la humanidad. En ti María nuestras madres, nuestra vida tiene sentido de ser portadores de esperanza y de alegría. Mujer, mujer, mujer, entrañas benditas ser atalayas y faros de la fecundidad armoniosa de la vida.
Cuarta Palabra. Dios mío, Dios mío, ¿porqué me has a abandonado?. Mt 27:46-49
Es la angustia, es la exclamación, es el grito de Jesús al sentir el dolor físico, la soledad, la tristeza, el abandono. Muchas veces nos hemos sentido abandonados, nos hemos sentido solos, nos hemos sentido aplastados por los demás, por los poderosos o por nosotros mismos. Cuántas veces hemos tenido que enfrentarnos a nuestra realidad, sin esperanza, sin compañía. Este grito de Jesús es el grito de millones de hombres y mujeres, de jóvenes, de niños que muchas veces, nosotros, la comunidad, el Estado, la Iglesia, los a abandonado, los a dejado solos, los a dejado a su suerte. ¿Porqué me has abandonado?, No, Dios no nos abandona, son nuestros de desesperación, es nuestra angustia que nos hace sentir abandonado. Dios es Sinodal, el camina junto a nosotros, es el Emmanuel.
Quinta Palabra. Tengo sed. Jn 19:28
Es una expresión física, es un deseo de beber agua, porque en el martirio de la Cruz, el haber caminado con un peso, el haber sido golpeado, el haberse deshidratado en esta agonía, hace necesariamente que el deseo del agua se vuelva una angustia de Jesús y en todo ser humano. Jesús no se reduce a la sed física, sino a la sed de justicia, de equidad, de alegría, de hermandad, de solidaridad. En nuestra sociedad ecuatoriana, orenses, necesitamos beber aguas de transformación, donde no hayan excluidos, niños de la calle, trabajadoras sexuales, personas abandonadas, ancianos olvidados. Tengo sed es la expresión más genuina de sinodalidad.
Sexta Palabra. Todo está cumplido. Jn 19:30
La misión de la vida, nos exige cumplir sueños, metas, ilusiones, proyectos y un montón de deseos que muchas veces se quedan en nuestra mente. Jesús a cumplido su misión, a dado la vida por el proyecto del Padre. Y el proyecto del Padre es que tengamos vida y, vida en abundancia. Jn 10,10. Cumplir un proyecto implica caminar juntos, el proyecto de la familia, el proyecto de una sociedad mejor, el proyecto de una Iglesia de estructuras nuevas, de estructuras sinodales. «Todo se ha cumplido» esa es la más genuina utopía que se vuelve topía, es decir, que sí tiene lugar.
Séptima Palabra. Padre, en tus manos encomiendo mi Espíritu. Lc 23:46
Luego de haber expresado, «todo está cumplido» una persona de Fé, una persona creyente entrega su vida al Padre expresando desde lo más profundo de su ser «en tus manos encomiendo mi Espíritu», es decir la vida, personas de confianza en Dios sin temor ni temblor, sin miedo, sin angustia, sino con la confianza total en el Padre. Un Espíritu sosegado puede decir las bellas palabras que Jesús dice a su Padre.
Jesús a caminado, a demostrado que todos los proyectos tienen sentido cuando nos esforzamos como hombres y mujeres de Fé, cuando damos paso al Espíritu Santo, cuando dejemos que la eclosión de la vida penetre nuestras realidades.
Jesús nunca caminó solo, no fue el llanero solitario, Jesús es el hombre sinodal, Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Jesús es el paradigma del hombre nuevo. Venció a la muerte, al pecado y con él se instauró las cosas nuevas.