

Por: Padre Vicente Aníbal Romero Peña
Vivir en actitud espiritual, es tener la capacidad de saber integrar todos los aspectos de nuestra vida. Es decir intervenir copiosamente, las dimensiones existentes que cada ser humano tenemos, y traemos desde el vientre de nuestras madres.
Jesús es paradigma para enfrentar nuestras preocupaciones y angustias existenciales que la vida nos trae. Jesús nos dice «Vengan todos los que estén cansados, agobiados que yo los aliviaré». Este aliviar implica, una toma de conciencia de mis realidades, sentimientos y angustias que puedo tener o desarrollar. La salud espiritual, tiende un puente con la salud mental, diría van de la mano y nos da una visión holística de nuestra existencialidad.
Sabemos que nos movemos en una sociedad pluralista, sin embargo hay corrientes hegemónicas que nos quieren uniformar en conceptos utilitaristas y mercantilistas. Por ello como personas creyentes y críticos de las culturas emergentes, buscamos que nuestro caminar espiritual, esté centrado en Cristo Resucitado, que es camino, la verdad y la vida. Continuemos en esta tarea de buscar espacios vitales para desarrollar nuestra espiritualidad, que nos renueva y nos hace crecer como seres universales y equilibrados.
La vivencia espiritual, nos da las pautas para descubrir en nuestro interior, el gérmen de crecimiento humano y, desarrollar junto a la naturaleza, la verdadera participación en todas nuestras actividades. Sigamos adelante con mucho entusiasmo y dedicación.