

Teología de la calle: San Óscar Arnulfo Romero, obispo profeta, 44 años de resurrección
Por: P. Vicente Aníbal Romero Peña
Desde la actual coyuntura latinoamericana, con una angustia existencial, que vive el planeta, por las diferentes pandemias, de políticos corruptos, jueces vendidos, virus creados, etc. Surge vivo y vigente el pensamiento esperanzador de San Óscar Arnulfo Romero y Galdámez.
A pesar del sistema de muerte que vive América Latina, surge como el grano de maíz en los sectores campesinos, indígenas, mujeres trabajadoras, niños y jóvenes, la esperanza como cultura popular, y así los pobres, la clase media, los cristianos solidarios, vuelve a nacer, vuelve a resurgir como nuevos actores sociales, que buscan rescatar sus raíces, su identidad en la alegría del compartir fraterno, en las comidas comunitarias, reclamo de derechos, toma de instituciones, solidaridad popular, caminatas por la vida, movimiento de mujeres, feministas, artísticos, ecológicos, pueblos originarios.
Que buscan rescatar sus raíces e identidades que vivimos. Este proceso de resurgimiento de nuevos actores, está lleno de autoestima, de auto construcción del sujeto, del dolor, olor y sudor a pueblo, todo este proceso vuelve a las personas interlocutores, interpelantes de la cultura de la muerte, y así se forma una corriente viva de esperanza con valores fundamentales: el resurgir de la vida.
La cultura popular afianza los siguientes valores con el pensamiento de San Óscar Arnulfo Romero y Galdámez:
1. Autoestima
2. Ser Justo
3. La Esperanza
4. Somos Red
5. Ser Protagonistas Colectivos.
San Óscar Arnulfo Romero, con visión profética, descubre que la cultura dominante es una anti cultura de la desgracia y destrucción.
Al recordar sus 44 años de resurrección este 24 de marzo, nuestra gratitud al pueblo salvadoreño, donde San Óscar, fue una atalaya para América Latina y el mundo.
Su última homilía el domingo 23 de marzo, sigue resonando y recorriendo América Latina: «En nombre de este sufrido pueblo le ruego, les suplico, les ordeno cese la represión». El lunes 24 de marzo de 1980, a las 18h30 fue asesinado mientras celebraba la misa en la capilla del hospital Divina Providencia del barrio Miramonte de San Salvador.
Un disparo hecho por un franco tirador desde un auto con capota de color rojo, impactó en su corazón mientras en sus manos tenía el cáliz con la sangre de Cristo, ambas sangres se juntaron para resucitar en la lucha permanente del pueblo pobre y humillado. Tenía 62 años. Fue canonizado el 14 de Octubre de 2018, por el actual Papa Francisco.