Por: P. Vicente Aníbal Romero Peña
Un joven de 16 años, un adolescente que nació en un barrio de extrema pobreza, hijo de una madre luchadora, madre soltera sin escuela. Este joven que no tuvo un hogar, que vio en su barrio y vivió la pobreza, la miseria, el abandono. Que fue golpeado por un sistema, por un Estado empobrecedor, que no le brindó ninguna oportunidad, y que fue captado por las pandillas de la ciudad, lo llaman ahora TERRORISTA.
Terrorista de que, no será acaso terrorismo un Estado que no se preocupa por sus niños, que no le da la educación, salud, vivienda, seguridad, etc. Es fácil llamar terroristas a cualquier persona. Terrorismo es gastar millones de dólares en consultas mañosas, en armamentismo, cuanto vale las metralletas, las bombas, los aviones de guerra, los tanques, otros.
No se puede calificar sin fundamento técnico a un grupo de personas de terroristas; terroristas son los evasores de impuestos?, los offshore que sacan su dinero a paraísos fiscales, terroristas son los gobiernos neoliberales que achican el Estado y dejan a la población sin servicios, sin derechos, terroristas son los traficantes de puestos en los gobiernos de turno?.
Terroristas son los que se reparten hospitales en plena pandemia y dejan morir a la población por falta de atención, terrorista es hacer caer todo el peso de la economía en el empobrecido pueblo ecuatoriano, mientras se protege a los grandes grupos de poder, bancos, empresarios, exportadores, importadores.
Tenemos que ser más analíticos, críticos, tener la capacidad de discernir. No podemos caer en juegos de palabras, los terroristas no serán acaso la delincuencia política organizada?.
El evangelio es claro, no se puede servir a dos amos.