El Domingo de Resurrección, también conocido como Domingo de Pascua, es la celebración central del cristianismo que conmemora la resurrección de Jesucristo al tercer día después de su crucifixión en el Monte Calvario.
Este evento marca el fin del Triduo Pascual y de la Semana Santa, simbolizando la victoria de Jesús sobre la muerte y el pecado, y la esperanza de vida eterna para la humanidad.
Históricamente, tras la crucifixión, el cuerpo de Jesús fue colocado en un sepulcro cerrado con una roca gigante. El domingo temprano, un grupo de mujeres encontró la tumba vacía y un ángel les anunció que Jesús había resucitado.
Esta resurrección confirma la divinidad de Cristo y su papel como salvador, fundamento de la fe cristiana.
La fecha del Domingo de Resurrección no es fija; se celebra el primer domingo después de la primera luna llena tras el equinoccio de primavera, entre el 22 de marzo y el 25 de abril en el hemisferio norte, según lo establecido en el Concilio de Nicea en el año 325.
Las celebraciones incluyen procesiones, liturgias solemnes y el encendido del Cirio Pascual, símbolo de la luz de Cristo resucitado que permanece encendida hasta la Ascensión. Este día es motivo de alegría y esperanza, recordando el mensaje de unión y redención que Jesús dejó a sus seguidores.
En resumen, el Domingo de Resurrección es una festividad que trasciende el tiempo y la cultura, invitando a la reflexión sobre la vida, la muerte y la esperanza renovada que ofrece la fe cristiana.






















