Por: P. Vicente Aníbal Romero Peña
El 17 de febrero se cumplieron 424 años del asesinato por parte de la inquisición romana, del filósofo, teólogo, sacerdote, astrónomo, físico, Giordano Bruno. Su formación la realizó con la orden religiosa de los dominicos. Sus deseos investigativos, lo llevó a cuestionar todo, y es que en la época, en que a él le tocó vivir todo era regido por la estructura eclesiástica.
Giordano Bruno, fue un pionero en morir por los principios que él creía. Muchos principios que él sostenía, hoy son tomados en cuenta.
Bruno sostenía que la tierra giraba alrededor del sol, cuando en la época decían que el sol giraba alrededor de la tierra. El tiempo y universo es infinito y por lo tanto existe una pluralidad de mundos. Expresó el ideal actual del que el ser humano vuelva a la naturaleza.
El Papa Francisco en la exhortación apostólica Laudate Deum (Alaben a Dios), número 26 manifiesta las ideas de Giordano Bruno: «El ser humano debe ser considerado como parte de la naturaleza. La vida humana, la inteligencia y la libertad integran la naturaleza que enriquecen nuestro planeta y son parte de sus fuerzas internas y de su equilibrio».
Este sacerdote, filósofo, humanista, nos dejó un legado de respeto y coherencia. El paradigma actual que es tecnocrático, ha roto la sincronía con la naturaleza. En esta guerra actual, en todos los ámbitos existe la guerra cognitiva, hay que estar atentos para tener una información veraz, tener conceptos claros, porque el actual sistema induce a vivir con lógica del engaño y la corrupción.
Giordano Bruno en la actual coyuntura mundial, nos dejó un legado, todo debe ser analizado e investigado. Y no tener miedo cuando decimos la verdad. Termino con la frase de Giordano Bruno: «La muerte es un sueño, que nos conduce a Dios».