Por: P. Vicente Aníbal Romero Peña
El rostro de una Iglesia sinodal 2021-2025: Caminar juntos como Pueblo Santo de Dios, ante la actual coyuntura nacional.
Hace cuatro años, el Papa Francisco convocó a toda la Iglesia católica a recorrer un camino sinodal centrado en la Misión, la Comunión y la Participación, con la Palabra de Dios como eje fundamental. En este proceso, la Iglesia se reconoce diversa en culturas, lenguas, ritos y realidades, pero unida en la fe y en la búsqueda de caminar juntos como Pueblo de Dios.
Una Iglesia en salida, activa y encarnada en la realidad de los pueblos, llamada a escuchar, discernir y aprender in situ, desde las heridas y esperanzas del mundo.
Ecuador, nación plurinacional y multicultural, enfrenta profundas desigualdades que vulneran la dignidad humana. Según datos recientes, siete millones de personas viven en situación de pobreza multidimensional; cinco millones sobreviven con menos de tres dólares diarios, y dos millones padecen pobreza extrema con menos de 1,70 dólares al día.
Estas cifras reflejan una creciente precarización de la vida, con impactos directos en la educación, la seguridad y el desarrollo humano. El Ministerio de Educación reporta que más de 250 mil niños y niñas han abandonado el sistema educativo, siendo fácilmente reclutados por grupos delictivos. Sin embargo, el Estado muchas veces los trata no como víctimas, sino como enemigos, terroristas.
El Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado señala un aumento del 500% en homicidios de adolescentes entre 15 y 19 años, mientras que UNICEF denuncia un incremento del 640% en homicidios de niños, niñas y adolescentes en los últimos años.
Vivimos una realidad marcada por la violencia estructural, la pérdida de valores y las consecuencias de un modelo neoliberal que prioriza el capital sobre la persona.
En medio de esta realidad dolorosa, los pobres se convierten en los verdaderos protagonistas del Evangelio. Fiel a la praxis sinodal, la Diócesis de Machala viene impulsando una Iglesia en salida, comprometida con la participación y la comunión.
Desde la Parroquia Catedral de Machala, se han desarrollado espacios de diálogo y escucha con diversos sectores sociales: adultos mayores, comunidades GLBTIQ+, trabajadoras sexuales, trabajadores informales y desempleados, catequistas, movimientos sociales, afroecuatorianos, mestizos, indígenas, montubios, líderes políticos, candidatos locales, movimientos eclesiales, niños con discapacidad y sus familias, así como grupos de apoyo como A.A. y N.A., recicladores y empresarios.
Estos encuentros constituyen signos concretos de una Iglesia que escucha, acompaña y construye comunidad.
El compromiso de la Iglesia que somos todos los bautizados debe orientarse a transformar las causas estructurales de la pobreza y la exclusión. Esto implica no solo la asistencia, sino también la denuncia profética de las injusticias y la promoción activa del bien común.
Inspirados en la Doctrina Social de la Iglesia, los cristianos estamos llamados a defender la dignidad humana, a construir justicia y a tejer fraternidad desde el Evangelio.
Todos discípulos, todos misioneros: tejiendo lazos, construyendo comunidad.
Una Iglesia que camina con su pueblo, que anuncia con esperanza y que actúa con misericordia, siguiendo el camino, la verdad y la vida que es Cristo Jesús. Esta es la teología de la calle, que camina junto al pueblo santo de Dios.




















